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¡Oh, los lugares a los que irá tu cuerpo!

El verano es una época ideal para celebrar la diversión, la libertad y el clima cálido. Es también un momento perfecto para explorar todas las cosas maravillosas que el cuerpo humano puede hacer: montar bicicleta, jugar fútbol, correr por el parque, hacer caminatas o pasar un día en la playa. Nuestro cuerpo está diseñado para la aventura, la exploración y el movimiento.

Lo más fascinante es que todo lo que experimentamos lo hacemos a través del sistema nervioso. Sentir el sol sobre la piel, notar la textura de la arena bajo los pies o escuchar las olas del mar, son vivencias posibles gracias a nuestro «genio interior»: el cerebro y el sistema nervioso. Este sistema interpreta lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos y sentimos, y clasifica cada experiencia como placentera, segura, divertida, o incluso incómoda. Así, formamos recuerdos, gustos y preferencias.

Además de permitirnos disfrutar del mundo, nuestro cerebro también dirige procesos automáticos vitales como la sanación de una herida, regular la temperatura corporal o ayudar al cuerpo a crecer. Por ejemplo, si te raspas la rodilla, las células lesionadas envían señales al cerebro, el cual coordina el envío de células curativas al área afectada. Incluso el dolor tiene una función útil: es una señal que nos indica que debemos detenernos, descansar y cuidarnos.

Este «genio interior» también se ve afectado por cómo cuidamos nuestro cuerpo. Factores como una mala postura, el exceso de tiempo frente a pantallas o una subluxación vertebral (una alteración en la columna que interfiere con el sistema nervioso) pueden dificultar la comunicación entre el cerebro y el cuerpo. Por eso, es importante mantener la columna en buen estado mediante ajustes quiroprácticos, que ayudan a restablecer la conexión y armonía interna.

El documento adjunto ofrece varios consejos para nutrir y fortalecer este sistema:

  1. Escucha tu cuerpo: Aprender a interpretar sus señales puede ayudarte a mantener la salud física y emocional. Si sientes cansancio, hambre o tensión, es señal de que necesitas cuidarte mejor.
  2. Agradece a tu cuerpo: Todos los días tu corazón late, tus pulmones respiran y tus músculos trabajan para ti. Reconocer esto fortalece tu conexión con tu cuerpo.
  3. Recibe ajustes quiroprácticos: Ayudan a mantener libre el flujo de comunicación entre el cerebro y el cuerpo.
  4. Muévete, juega, descansa, hidrátate y come saludablemente: Estas prácticas simples son la base de una vida plena y activa.

Finalmente, el crecimiento y la sanación no ocurren de la noche a la mañana. Aprender nuevas habilidades, fortalecerse o recuperarse lleva tiempo. El verano es ideal para permitir al cuerpo jugar, sanar, crecer y disfrutar. Ya sea explorando la naturaleza o chapoteando en una piscina, tu cuerpo es tu mejor compañero de viaje. Cuídalo, confía en él y, sobre todo, ¡diviértete!