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Cosecha de otoño: un momento para reconectar con la naturaleza y el bienestar

Con la llegada del otoño, la naturaleza nos invita a hacer una pausa y prepararnos para el cambio. El equinoccio, que este año ocurre el 22 de septiembre, marca el momento en que el día y la noche tienen la misma duración. A partir de ahí, los días comienzan a acortarse y el sol a debilitarse, señalando una etapa de introspección, cosecha y preparación para el invierno.

El otoño es una temporada de transición en la que recogemos los frutos del verano y almacenamos energía para los meses fríos. Así como las plantas concentran su fuerza vital en las raíces, nosotros también podemos aprovechar este tiempo para nutrirnos desde adentro, fortalecer nuestra salud y cuidar nuestro bienestar físico y emocional.

Durante estos meses reaparecen muchas plantas que estimulan los sistemas linfático y digestivo, como los dientes de león y las violetas. Es también el momento ideal para recolectar raíces comestibles y medicinales —como la zanahoria, el boniato, el bardana y la raíz de diente de león— que aportan energía y vitalidad. La calabaza, símbolo por excelencia del otoño, junto a otras variedades de calabacines, nos recuerda la abundancia y los colores cálidos de la estación.

Las caminatas otoñales se convierten en una oportunidad perfecta para disfrutar de los paisajes cambiantes, recolectar alimentos silvestres como caquis, nueces o setas, y absorber los últimos rayos de sol. Además, es un buen momento para preparar remedios naturales que fortalezcan el sistema inmune durante el invierno. El tradicional fire cider (vinagre herbal picante) y el jarabe de saúco son aliados naturales que pueden elaborarse en casa y conservarse por meses.

Los sabores y aromas del otoño —como la canela, el jengibre y otras especias cálidas— no solo aportan placer al paladar, sino que también ayudan al cuerpo a adaptarse al frío. Sopas calientes, caldos nutritivos y bebidas especiadas nos reconfortan y nos conectan con los ciclos naturales de la tierra.

Esta estación también se asocia con festivales y celebraciones de la luz en distintas culturas. Encender velas, hacer linternas caseras o decorar calabazas son formas simbólicas de mantener viva la llama interior mientras los días se acortan. Estos rituales nos recuerdan que, aunque el entorno se torne más oscuro, siempre hay una chispa de luz que permanece constante.

El otoño es, en esencia, una invitación a volver a lo esencial: a cuidar el cuerpo, nutrir el alma y disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos. Actividades simples como ir a recoger manzanas, hacer caminatas, cocinar en familia o crear manualidades con hojas secas fortalecen nuestros vínculos y nos ayudan a vivir en armonía con los ritmos de la naturaleza.

Al alimentarnos con productos de temporada —como manzanas, peras, zanahorias, coles, calabazas, setas y frutos secos— y dedicar tiempo a conectar con nuestro entorno, cultivamos equilibrio, gratitud y bienestar para cerrar el año con energía renovada.