Horario: Lunes y Miércoles 8:00 AM – 6:00 PM •  Martes y Jueves 8:30 AM – 5:30 PM •  Viernes 8:00 AM – 1:00 PM

Los movimientos de tu bebé: la base para un desarrollo saludable

Desde el vientre materno, los movimientos de tu bebé tienen un propósito mucho más profundo que parecer adorables. Pataditas, giros y estiramientos son expresiones de un sistema nervioso en desarrollo, que está construyendo conexiones cerebrales esenciales para su crecimiento físico, cognitivo y emocional.

Ya en la tercera semana de embarazo, el cerebro y la médula espinal del bebé están formados y activos. A través de reflejos primitivos —como el reflejo de Moro, de búsqueda, de prensión palmar y el reflejo tónico asimétrico del cuello (ATNR)— el cuerpo del bebé se prepara para adaptarse al mundo exterior. Estos reflejos no son aleatorios; son parte de un programa neurológico que guía el desarrollo de habilidades futuras como la coordinación motora, la regulación emocional y la escritura.

El proceso del parto también cumple un rol clave en este desarrollo. Durante el nacimiento, los bebés ejecutan movimientos llamados «movimientos cardinales», que incluyen rotaciones y flexiones diseñadas para facilitar su paso por el canal de parto. Estos movimientos activan reflejos vitales y estimulan la comunicación neurológica. Una experiencia de nacimiento fluida promueve la integración de estos reflejos, preparando el terreno para un desarrollo cerebral óptimo.

Sin embargo, partos complicados, intervenciones médicas o una mala posición pueden interferir con estos patrones naturales de movimiento, afectando la activación e integración adecuada de los reflejos. Esto puede dar lugar a subluxaciones —desalineaciones vertebrales— que alteran la comunicación del sistema nervioso del bebé, afectando su habilidad para adaptarse, moverse correctamente o alcanzar ciertos hitos del desarrollo.

Aquí es donde entra en juego el cuidado quiropráctico pediátrico. Este tipo de atención busca asegurar que el sistema nervioso funcione sin interferencias, permitiendo que los reflejos se activen e integren en el orden correcto. De esta manera, se apoya el desarrollo de habilidades como gatear, caminar, coordinar movimientos y procesar estímulos sensoriales. Además, mejora la conexión del niño consigo mismo, lo que se traduce en una mayor capacidad de aprendizaje y regulación emocional.

También se destaca la importancia del cuidado quiropráctico durante el embarazo. La técnica Webster, por ejemplo, ayuda a balancear la pelvis y el sacro de la madre, facilitando el parto y permitiendo que el bebé se posicione mejor y se mueva libremente dentro del útero. Esto estimula el desarrollo de los reflejos intrauterinos y prepara tanto al cuerpo del bebé como al de la madre para una experiencia de parto más armoniosa.

Incluso después del nacimiento, actividades como el contacto piel con piel, el «breast crawl» (cuando el bebé busca el pecho instintivamente) y el uso de portabebés fomentan el desarrollo neurológico a través del movimiento y el contacto. La clave está en promover experiencias que favorezcan la conexión, el tacto y la estimulación neurológica.

En resumen, los movimientos de tu bebé son mucho más que simples actos reflejos; son los cimientos de su salud y desarrollo a largo plazo. Acompañarlos con amor, conciencia y cuidado quiropráctico puede marcar una gran diferencia en su bienestar integral.